jueves, 16 de octubre de 2008

¡Buenos días princesa!

Así te dije cuando me despertaste el lunes. Y no sé por qué te sorprendiste, si siempre fuiste princesa. Las palabras no tienen género, o al menos no deberían tenerlo. Si te calza princesa, ¿Por qué debería decirte prínicipe?

Desde aquel primer día de clases de salita turqueza que te invité jugar. Siempre fuiste mi princesa, que detrás del gordo puto y degenerado, escondía fragilidad y angustia. El tiempo nos distanció un poco, aunque así no lo quisimos, para luego volver a juntarnos y unirnos más que nunca antes. Y a pesar de que siempre fuiste vos quien pareció necesitar de mí, soy yo quien te necesita como a nadie. No te das una idea de cuánto. Te amo y necesito para siempre princesa. Y aunque te cueste ponerlo en palabras, sé que es mutuo.

Final abierto

.
.
Nos conocimos sin conocernos,
nos quisimos sin querernos,
nos abrazamos sin abrazarnos.
Fuimos lo que fuimos,
sin saber siquiera qué éramos.
Pero algo fuimos hasta que dejamos de serlo.
Fuimos amigos, amantes, colegas,
fuimos compañeros, camaradas,
fuimos caricia para el alma y
sobre todas las cosas fuimos abrazo.
Fuimos lo que el otro necesitaba que
fuéramos hasta que dejamos de necesitarnos.
Y entonces dejamos de ser eso que éramos,
para pasar a ser recuerdo.
Te recuerdo por lo que fuimos y
por lo que quisimos ser.
Y mientras te recuerdo, te espero.
"En algún lugar te espero" te escribí alguna vez.
Ahora corremos con una ventaja.
Ya sabemos dónde esperarnos.
Y si la casualidad se resiste a encontrarnos,
entonces siempre nos quedará el recuerdo
de lo que fuimos y de lo que quisimos ser.
Pero siempre teniendo presentes
las palabras de nuestro amigo en común
"No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió"
.
.
.
.
.
.
.
Gracias por haber sido ajeno, y por haber dejado de serlo.
Gracias por haber sido todo lo que necesité que fueras.
Gracias por no haber sido todo lo que quise que fueras.
Gracias por jugar conmigo a la comedia romántica.
Gracias por compartir conmigo este final abierto.
.
.
.