Fredes,
Me quedo con tu sonrisa, con esa con la que nos despediste el 7 de diciembre, me quedo con tus abrazos, con tu fuerza, con tu lucha, me quedo con tu convicción, y con tu amor por el Acosta y tus alumnos, me quedo con tus ganas, tu entereza, tu pasión por la docencia, me quedo con el recuerdo de un hombre grande, grande y noble, con quien compartí poco pero suficiente como para quererlo de forma sincera, y sentir y sufrir y llorar en el alma su ausencia física, y valorar y admirar su presencia aún ausente, presencia viva mientras vivamos los que podemos recordarlo, los que lo vimos vivir y morir como los árboles, de pie.
Y así es como debemos recordarlo, homenajearlo y despedirlo: enteros, fuertes y de pie, como lo hizo él, aún cuando su salud le jugaba una mala pasada, siempre firme, luchando junto a sus alumnos y toda la comunidad del Mariano Acosta.
Buen viaje Carlos, y hasta siempre.
Viqui Serral
Egresada 2007 5º2º